Tienes un texto, una historia o un ensayo que amas, pero cuando lo ves en pantalla o en papel piensas o sientes que no tiene magia. No te preocupes, esto es más común de lo que piensas, y sucede hasta en las mejores familias. No basta con que el contenido literario sea espectacular, porque también importa la forma en que lo presentamos. Y es justo aquí donde entra la diagramación, un arte que transforma palabras en una experiencia visual más atractiva y fácil de leer.

Pero lo mejor de todo esto es que no necesitas ser un experto en diseño gráfico ni tener herramientas costosas para darle vida a tu manuscrito. Hoy en día, existen muchas herramientas digitales accesibles que puedes usar para que tu texto luzca profesional. Y aquí te cuento cómo hacerlo.

  1. ¿Por qué es tan importante la diagramación?

La presentación visual de tu texto es el primer «golpe visual» que recibe el lector. Antes de que lean siquiera una palabra, ya han decidido si quieren seguir o no, sólo por cómo luce el documento. Así que, si tienes un manuscrito con bloques enormes de texto, tipografías poco amigables, espaciados mal configurados o márgenes desiguales, es muy probable que el lector ni siquiera se anime a empezar. La diagramación bien hecha no solo embellece, también facilita la lectura, creando una experiencia más fluida y cómoda.

  1. Herramientas digitales que te salvarán la vida (y el bolsillo)

Muchos, a la hora de hablar del procesamiento de texto, o simplemente de digitalizar nuestros textos manuscritos, pensamos en una de las herramientas más conocidas: Microsoft Word. Pero esta herramienta no es gratuita y hay que pagar por ella luego de algún periodo de prueba. Así que, aquí te dejo algunas herramientas que no te costarán ni un centavo y que, además, te permitirán transformar ese documento en algo digno de presentarle a una editorial o, por qué no, autopublicarte, si es el caso.

  • Canva: aunque muchos lo conocen por crear imágenes, presentaciones o infografías, también es perfecto para la diagramación de textos. Puedes elegir plantillas de libros, revistas o hasta currículos, y personalizarlas a tu gusto. Lo mejor es que es intuitivo, no necesitas experiencia previa. Sólo dejarte llevar.
  • Google Docs: sí, la herramienta más básica de Google también tiene opciones para la diagramación. Además, esta es la opción más parecida y cercana al Microsoft Word del que hablábamos. Puedes jugar con los márgenes, elegir entre diferentes estilos de encabezados y títulos, e incluso crear listas de contenido. La ventaja es que es muy accesible, y puedes compartir tu trabajo en tiempo real con colaboradores. Y ni qué decir del acceso a ella, porque, al estar vinculada con tu cuenta de Google, podrás acceder a tus documentos donde sea que tengas acceso a ella.
  • Lucidpress: aunque su enfoque principal es el diseño de folletos y revistas, ofrece plantillas para la creación de documentos y libros. La versión gratuita es más que suficiente para quienes están comenzando y quieren darle un toque profesional a su texto sin complicarse la vida. Sin embargo, debido a que hay que instalarla y descargarla, no se recomienda para los primeros pasos o las primeras veces en esto de la tecnología y páginas web.
  • Adobe Express: si te gustan las herramientas un poco más sofisticadas, Adobe Express tiene plantillas que puedes utilizar para diagramar. Aunque no es tan completa como InDesign, es ideal para crear presentaciones elegantes y con estilo. Este es recomendado si ya antes has usado herramientas básicas como Canva.

  1. Lo esencial para una buena diagramación

Antes de entrar en detalles técnicos, recuerda que la clave para una buena diagramación es el equilibrio visual. No todo se trata de añadir elementos que se vean «bonitos», sino de hacer que el texto se vea ordenado y fácil de leer. Para ello, aquí te dejo algunos trucos esenciales:

  • Elige una buena tipografía: la tipografía (el tipo de letra que usarás) es como la voz de tu texto. No necesitas algo extravagante, pero sí una que sea fácil de leer. Para el cuerpo del texto, las más recomendadas suelen ser las de la familia Serif (como Times New Roman o Garamond) si quieres un toque más clásico, o sans serif (como Arial o Calibri) para darle un estilo más moderno.
  • Alineación y márgenes: asegúrate de que tu texto esté bien alineado. La justificación completa puede ser útil, pero a veces una alineación a la izquierda es más amigable visualmente. Esto sin mencionar el uso de los guiones para la división de palabras, que hace ver tu texto más profesional si lo usas correctamente. Y no te olvides de los márgenes, porque son como el espacio para respirar que necesita tu texto. No los hagas muy estrechos o apretados.
  • Espaciado entre líneas: esto es clave y determinante a la hora de lecturas de largo aliento. Un texto con líneas muy juntas se siente asfixiante, mientras que un espaciado demasiado amplio parece que desperdicia espacio. Para equilibrar esto, lo ideal es mantener un interlineado entre 1.15 y 1.5, dependiendo del tipo de documento.
  • Encabezados y subtítulos: usa diferentes niveles de encabezados (títulos, subtítulos, etc.) para organizar tu texto y sus diferentes capítulos o partes. Esto no solo ayudará al lector a navegar por el documento, sino que también hace que el contenido se vea más dinámico y atractivo.
  1. Añade toques visuales sin sobrecargar

Si tu texto te lo permite o lo requiere, añadir imágenes, gráficos o, incluso, citas destacadas puede hacer que la lectura sea más entretenida y dinámica. Pero, cuidado, no abuses de su uso, porque lo último que quieres es que tu manuscrito termine pareciendo una revista sensacionalista o un folleto gráfico antes que uno escrito. Para todo ello, te dejo algunos consejos:

  • Citas destacadas: si tu texto lo requiere, resalta frases importantes o extractos clave de tu texto poniéndolos en negritas o usando un cuadro de texto. Esto rompe la monotonía del texto y capta la atención del lector. Pero este recurso no es tan recomendado para textos netamente literarios. Ten cuidado con su uso.
  • Imágenes y gráficos: en caso de que vayas a incluir imágenes, asegúrate de que estén alineadas con alguna parte de tu texto u otras imágenes, así como de tengan una resolución adecuada, una calidad que esté en el mismo nivel de lo que quieres decir. No hay nada peor que una imagen pixelada o mal posicionada en medio de un texto de gran calidad.
  1. Revisa, revisa y vuelve a revisar

Antes de dar tu manuscrito por terminado, revisa la diagramación como si fueras un lector que lo ve por primera vez y piensa si es fácil de seguir con la mirada sin distraerse o cansarse, si la estructura o forma es clara, si hay algo que distraiga o rompa con la dinámica visual del texto. Un buen truco es imprimir una página para ver cómo se ve en físico; a veces, lo que en pantalla se ve bien, impreso puede ser otra cosa. Si no puedes o no quieres imprimir, otro truco es verlo en tu pantalla en tamaño real.

  1. No te olvides de los formatos finales

Y, por último, pero no menos importante: decide en qué formato presentarás tu texto. Si es digital, considera formatos como más universales y prácticos, como PDF, que conservan el diseño tal como lo creaste. Si lo vas a imprimir, asegúrate de que los márgenes y la resolución de las imágenes sean los correctos, para que no falte nada de tu trabajo a la hora de mirar el papel.

No importa si estás escribiendo un libro, un artículo o un simple folleto, una buena presentación hace que tu trabajo brille con más fuerza y determinación. Con estas herramientas y consejos, aunque falten muchas cosas más, ya no tienes excusas para no mostrar tus textos con la profesionalidad que merecen.

Y si aún crees que puedes aprender mucho más, y, sobre todo, llevarlo a la práctica, te invito a que le des una mirada a nuestros talleres literarios, donde encontrarás uno sobre diagramación, y muchos más.

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