El despertar

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Había una vez una pequeña y antigua ciudad  perdida en medio de la nada. Ravenswood se llamaba. Era un lugar tranquilo, donde nunca pasaba nada emocionante, hasta que una noche, una mujer alada despertó en medio de un bosque cercano.
La mujer tenía una belleza sobrenatural, con largos cabellos rojizos que le cubrían parte de su hermosa silueta desnuda. Pero a medida que ella se levantaba, una oscuridad comenzó a apoderarse de la ciudad, como si un poder siniestro se hubiera despertado junto con ella.
Los habitantes de Ravenswood pronto comenzaron a experimentar extrañas pesadillas y visiones terroríficas, es como si sus cerebros fueran constantemente azotados y exprimidos. Los niños empezaron a desaparecer, y la gente se sentía cada vez más aislada y desesperada. Todos sabían que algo estaba mal, pero nadie sabía qué hacer al respecto.
La mujer alada se convirtió en una leyenda oscura en la ciudad, y muchos la consideraban una especie de diosa maldita que había llegado para castigarlos por sus pecados. Pero lo que nadie sabía era que ella tenía un motivo para su despertar, un deseo oscuro que había estado latente por siglos.
Con el paso de los días, la oscuridad se intensificó en Ravenswood, y la mujer alada comenzó a aparecer cada vez con más frecuencia. Muchos se atrevieron a acercarse a ella, pero ninguno volvió a ser visto.
Finalmente, un hombre llamado Jack, desesperado por la desaparición de sus tres hijos, decidió enfrentarla. Armado con un hacha, y guiado por una antigua leyenda, se adentró en el bosque en busca de la mujer alada o de aquellos que él aseguraba que ella buscaba. Al principio, todo parecía tranquilo, pero pronto Jack se dio cuenta de que algo no estaba bien. La oscuridad lo envolvía, y la mujer alada estaba en todas partes, acechándolo desde las sombras.
Finalmente, Jack llegó al centro del bosque, donde la mujer alada lo esperaba. Ella se acercó a él con una sonrisa peligrosa en su rostro, y Jack supo en ese momento que había cometido un grave error. La mujer lo atrapó con sus garras afiladas y lo arrastró hacia la oscuridad.
En la espesura del bosque, lo ató a un árbol con sus alas; dejándolo allí como un sacrificio para su oscuro propósito. Durante días, Jack luchó por escapar de las garras de la mujer alada, pero no tuvo éxito. Ella lo torturó y le arrancó pedazos que devoraba poco a poco. Él sabía que era cuestión de tiempo para que no quedara nada de él. A pesar del dolor y la agonía, Jack no podía cerrar los ojos para dejar de verla. Era hermosa, y el aura oscura que le envolvía le daba un espectral toque de lujuria y deseo.
Ella se veía hermosa y aterradora al mismo tiempo. Tenía un rostro angélico y unos ojos verdes que parecían destellos de luz en medio de la oscuridad. Sus alas eran grandes y poderosas, y su piel tenía un brillo sobrenatural. Su cuerpo estaba cubierto de largos cabellos rojizos que le llegaban hasta los pies, y su aspecto desnudo la hacía parecer aún más peligrosa y seductora. Sus senos eran grandes pero caían y flotaban con una gracia seductora, sus grandes caderas se contoneaban según el batir de las alas, o el movimiento de los pies. Ella era hermosa. Era una pesadilla.
La mujer alada se llamaba Lilith, y se decía que había sido desterrada del cielo por desafiar la voluntad divina. Se decía que ella era la madre de todos los demonios, y que su poder era inmenso. Algunos decían que ella había sido despertada por alguien que buscaba su ayuda para lograr algo terrible, pero nadie sabía a ciencia cierta quién era esa persona ni cuál era su objetivo.
Ahora que estaba despierta después de centurias de sueño, podía ejecutar la esperada venganza oscura contra los habitantes de Ravenswood. Según la leyenda, siglos atrás, los ancestros de los habitantes de la ciudad habían matado a su hijo, un ser mágico y poderoso como ella, y habían tratado de ocultar su crimen.
Lilith había estado dormida, pero el “asesinato” de su hijo le había dejado una marca profunda en su alma. Finalmente, su deseo de venganza se había vuelto tan fuerte que había roto los lazos que la mantenían dormida y había despertado en busca de justicia.
Después de su despertar secuestró gente en busca de la verdad, pero pocos lo sabían. Las historias de su hijo eran tan antiguas que solo quedaban pequeños rastros de verdad esparcidos entre diferentes leyendas del pueblo. Desesperada, recurrió a su cruel magia para romper el mítico velo de la etérea nube conocida como Conscientia Massa; ahí descubrió algo que la enojó e insultó en partes iguales. Su hijo, imposible de vencer, había sido atrapado en un talismán por antiguos magos extintos.
Desde entonces, Lilith había estado buscando venganza contra los habitantes de Ravenswood, y su despertar había desatado una oscuridad que amenazaba con consumir la ciudad entera. Su ira era inmensa, y su poder era tal que pocos se atrevían a enfrentarla. Solo aquellos que estaban dispuestos a correr el riesgo de su ira se aventuraban a acercarse a ella, y muchos de ellos nunca regresaban.
Lilith se acercó a lo que quedaba de Jack con paso lento pero firme. Sus alas de murciélago se extendían a ambos lados de su cuerpo, lo que la hacía parecer aún más imponente.

—¿Por qué has venido a éste bosque? —preguntó Lilith con una voz fría y calculadora.
Jack tragó saliva antes de responder. Sabía que debía elegir sus palabras con cuidado si quería sobrevivir.
—No fue mi intención perturbarte —tartamudeó—. Yo... yo solo estaba buscando algo en el bosque.
Lilith se acercó aún más a él, lo que hizo que Jack se estremeciera de miedo.
—Eso es una mentira —dijo ella con voz firme—. Nadie viene al bosque sin un motivo. Y tú tienes un motivo, ¿no es así?, querías asesinarme, o proponerme un trueque.
Jack intentó negarlo, pero Lilith lo interrumpió con un rugido furioso.
—¡No me mientas! Sé por qué estás aquí. Estás buscando algo, algo que te llevará a cumplir mis deseos más oscuros. Pero yo te advierto, humano, mi deseos nunca podrán superar mi ira. Si no me dices la verdad, devoraré lo que queda de tí mientras las partes están aún pegadas a tí. Sentirás como cada hueso cruje entre mis dientes, y como cada nervio es succionado a mi estómago. Lo que has sufrido hasta ahora será un recuerdo placentero al que podrás aferrarte.
Jack sabía que no tenía otra opción.
—Está bien —dijo con un suspiro—. Estoy buscando un talismán, Esa es la prisión que buscas. Esa es la razón de todo, ¿no?
Lilith sonrió, pero no era una sonrisa amistosa.
—Ese talismán me pertenece —dijo ella con un tono oscuro—. Lo que contiene fue robado de mí hace siglos, y he estado esperando desde entonces para conseguirlo. Si lo tienes, me lo devolverás, o sufrirás las consecuencias. Si sabes donde buscarlo, me lo dirás. O pagarás las consecuencias.
Jack tembló de miedo ante la amenaza de Lilith, pero sabía que no podía hacer nada para evitar su ira.
—Lo siento —dijo con una voz temblorosa—. Lo buscaba para ofrecerlo a cambio de que me devolvieras a mis hijos.
Lilith gruñó de ira y, sin decir una palabra más, desató su furia sobre Jack.

Jack gritó de dolor mientras Lilith lo golpeaba una y otra vez con sus poderosas garras y alas. La mujer alada parecía haber perdido el control, y su ira la había convertido en una bestia salvaje.
Finalmente, cuando Jack estaba al borde de la inconsciencia, Lilith lo soltó y se alejó unos pasos.
—Maldito seas —gruñó ella con furia —. Tendré que buscar el talismán por mi cuenta, y ahora tendré que hacerlo con mayor rapidez antes de que alguien más lo encuentre. Si tu lo buscabas, es porque aún quedan vestigios de su leyenda.
Jack se retorcía de dolor en el suelo, y cuando levantó la vista, vio a Lilith desaparecer en el bosque. Él estaba mortalmente herido, y se encontraba donde nadie volvería a encontrarlo nunca más.

Jack solo tuvo que esperar pocos días hasta que la muerte lo encontró postrado ante un árbol. Sus partes estaban parcialmente roidas, y algunas esparcidas. Aquella carne que Lilith devoró y escupió, ni los gusanos se atrevían a consumir.

Desde entonces, la mujer alada sigue siendo una leyenda en Ravenswood, un ser mágico y peligroso que vive en el bosque, buscando y acechando. Siempre esperando a que alguien se atreva a guiarla a aquello que tanto desea. Aunque muchos han intentado encontrarla, ninguno ha regresado para contar la historia.

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