Fortaleza Maldita

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Un grupo de jovenes incautos ignran las advertencias y entran en las ruinas de una antigua fortaleza.

Estaba caminando por el bosque cuando vi la fortaleza en ruinas, no fue difícil imaginar porque el pueblo la apodaban como “Fortaleza Maldita”, pues se levantaba majestuosa, pero aterradora, en el centro del pueblo abandonado. La gente del pueblo decía que una muerte sobrenatural esperaba a todos los que entrenaban en ella,  que serían atrapados por espíritus malvados que perseguían a cualquiera hasta la muerte. Pero yo, siendo joven y temerario, no creía en las historias de fantasmas.

Esa noche, con un grupo de amigos, decidimos explorar la fortaleza. Tomamos nuestras antorchas y espadas; y entramos en las profundidades de la fortaleza, ignorando el consejo de los habitantes del pueblo.

El aire era frío y húmedo, y podíamos escuchar el eco de nuestros pasos mientras nos adentrábamos en la oscuridad.

De repente, escuchamos un ruido extraño que parecía venir de detrás de una puerta cerrada. Con cautela, la abrimos y nos encontramos con una habitación oscura y fría, el tiempo había roído la piedra de las paredes y podrido la madera del techo. El hedor a muerte se hacía más intenso y podíamos escuchar un sonido siniestro que parecía ser un susurro, o el débil castañeteo de fauces masticando. Aterrorizado, encendí mi antorcha para ver qué había en la habitación.

Fue entonces cuando lo vimos: una figura alta y delgada, con la piel blanca como la nieve y los ojos rojos como la sangre, se movía lentamente hacia nosotros; parecía que la forma de sus extremidades nos imitara, pues se movian de forma diferente a la de cualquier humano o animal con huesos debajo de la carne.

Mientras la figura se acercaba, mi corazón latía con fuerza, sintiendo la palpitante adrenalina que me invadía. Pero mis amigos no se movían ¡Estaba paralizados por el miedo! La figura se detuvo frente a nosotros y, con una sonrisa malvada, desapareció en la oscuridad.

¡Fue aterrador!

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que escucháramos el sonido de pasos que se acercaban detrás de nosotros. Giramos en dirección al sonido y vimos a la figura acercándose con una velocidad espeluznante. Mi amigo más cercano trató de correr, pero fue agarrado por la criatura y arrojado por los aires. Cayó al suelo con un sonido sordo y no se movió.

Los demás corrieron en diferentes direcciones, tratando de escapar de la figura, pero parecía estar en todas partes a la vez. Uno de mis amigos tropezó y cayó, y la criatura lo atacó ferozmente con sus garras afiladas que brillaron ante el batir de la antorcha agitada por mi acelerada respiración. Oímos sus gritos de dolor antes de que quedara en silencio.

Mi corazón latía con fuerza, sintiendo el palpitante miedo que me invadía. Traté de huir, pero la figura me alcanzó y me arrojó al suelo. Intenté defenderme con mi espada, pero no podía penetrar su piel blanca.

Miré a mis amigos muertos. Sabía que yo también iba a morir.

La figura me agarró por el cuello y me levantó en el aire, sus ojos rojos estaban fijos en los míos. Podía sentir su aliento frío y suave en mi cara mientras me apretaba la garganta con fuerza. Comencé a perder la conciencia, y mi último pensamiento fue que debí haber escuchado las advertencias de los aldeanos y nunca haber entrado en esa fortaleza maldita.

Lo siguiente que recuerdo es despertar fuera de la fortaleza, cubierto de heridas y moretones, con mi corazón latiendo con fuerza y una sensación de alivio mezclada con el miedo. No sé cómo logré escapar o cómo llegué allí afuera, pero estoy agradecido de estar vivo.

Cuando me recuperé lo suficiente como para hablar, intenté explicar lo que había sucedido, pero nadie me creyó. Dijeron que era solo una historia de terror y que nunca había habido una fortaleza en el pueblo. Se negaron a hablar del tema; quizás haya sido una idea mía, pero parecían exageradamente asustados por mis historias.

Con el tiempo, mi cuerpo se curó, pero nunca olvidaré lo que vi esa noche en la fortaleza maldita. Siempre me preguntaré quién o qué era esa figura que mató a mis amigos y trató de matarme.

Nunca encontré respuestas, y la fortaleza sigue siendo un misterio para mí. Un misterio y una fascinación. Cada vez que me alejo, siento punzadas en el cuerpo y una sensación de vacío y peligro me invade. Necesito estar cerca de ese desgraciado lugar, pero me aterra de sobremanera tan solo pensar en entrar.

A veces pienso que la criatura me liberó con un propósito, que espera algo de mí, o dejó parte de él en mi; ya sea en mi cuerpo o alma.

Algunas noches descubro que mis pies me llevan al centro del pueblo, ahí donde ahora los habitantes se niegan a pasar o comerciar y fingen que ese lugar no existe, pero me miran a mí con el mismo pavor con el que antes hablaban del lugar.

Muchas veces he despertado con ansias nefastas de volver ahí, pero el miedo me congela y el recuerdo de los cadáveres desmembrados de mis amigos me obliga a volver a dormir.

No sé cuánto tiempo más pueda seguir aguantando lo que parece ser un llamado. ¿El pueblo estará seguro? ¿La humanidad estará segura cuando atienda el llamado de la fortaleza maldita?

Trato de no pensar en ello, pero sé que es cuestión de tiempo para que descubra la razón de sobrevivir aquella noche.

 

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